Parece que cada vez más docentes son conscientes de los beneficios que las pedagogÃas emergentes pueden aportar en sus clases.
El uso de una pedagogÃa activa frente a la conocida como instrucción directa o enseñanza tradicional, reporta innumerables beneficios y más teniendo en cuenta el alumnado que nos vamos encontrando en las aulas: niños que se aburren y que tanto el entorno, como la forma de enseñanza no despierta el más mÃnimo interés en ellos.
Sin embargo, no pensemos que hemos descubierto la panacea, este tipo de metodologÃas y, en este caso el Aprendizaje Basado en Proyectos no se trata de una nueva forma de enseñanza que ha surgido como un movimiento profesional en la educación, sino que ya se inventaron las bases hace mucho tiempo.
Allá por los años 60, el fundador de la Escuela de Medicina de la Universidad de McMaster John Evans, junto con un grupo de médicos investigadores, crearon el germen de un proyecto en el que la investigación se entremezclaba con la educación, apartándose de la tendencia educativa que en esa época predominaba: la instrucción directa.
A partir de ese modelo la metodologÃa ha ido evolucionando adaptándose a las necesidades de cada momento, hasta lo que conocemos hoy en dÃa.
Pero, ¿qué diferencias encontramos entre la instrucción directa y el ABP?
Si quieres conocerlas explora este genially que he preparado.
A pesar de las innumerables ventajas que has podido apreciar que tiene el ABP, considero que el uso de una metodologÃa en concreto nunca cierra la puerta o es excluyente del resto, puesto que algunas serán necesarias en unos contextos determinados y otras en otros.
¿Qué metodologÃa es mejor?
La que mejor se adapte a nuestros alumnos y al momento educativo en concreto.